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domingo, 13 de mayo de 2007

Alto en el camino (autoreflexión)

Confieso que el periodismo participativo (?) me confunde. La explosión de blogs y demás. Primero me hacen cuestionar por qué pasamos tantas horas en la universidad. ¿Qué aprendemos? ¿A opinar? En vez de estudios de Periodismo, lo deberían llamar de opinador profesional.

No lo sé, pregunto. Me pongo a buscar por internet y lo único que encuentro son blogs y más blogs. Tipos y tipas opinando de vete-tú-a-saber-qué. Y la verdad que me parece muy bien. ¡Que ya era hora! Cuestión de fomentar el libre pensamiento y la sanísima discusión.
Lo que pasa es que el periodismo es agotador. Borges lo explicaba bien pero con muy mala baba cuando decía que "el periodismo es la supersitición de creer que todos los días sucede algo interesante." Que si la Pantoja reaparece en Valladolid, que si un pingüino de magallanes ha llegado caminando hasta Perú... ¡Y luego ves tú y comenta eso en tu blog! Pero Borges no lleva ahí razón. Aunque hay días que, periodísticamente hablando, dan ganas de meterse en la cama. Mirando mirando me he topado con una historia interesante. Si, en Internet. No, no en un blog. Por lo visto Picasso era un tipo un tanto caótico. No por amor a la bohemia del arte sino con una razón. Creía que el orden, o al menos la rutina, produce una especie de ceguera. Similar a la de la niebla. Por lo que si colocamos las cosas en su sitio, el cuadro en la pared y el jarrón sobre la mesa, pasado un tiempo dejamos de ver esas mismas cosas. Así que la mejor manera de seguir viéndolas es colocar el jarrón en el suelo y no colgar el cuadro. Para seguir viendo lo nuevo en lo viejo. Y no morir en el intento. Será que en el fondo me da pereza pensar a golpe de actualidad. O apuro decir tonterías. No lo sé. El silencio está poco valorado. Pregunto. Actualizo mi blog. Y vuelvo a la cama.