Queda menos de un cuarto de hora para que sea mañana. Un periódico más que morirá hoy... La inauguración de Nota Bene se convierte en un homenaje: a todas las contraportadas de los periódicos. A las recurrentes, a las clásicas, a las aburridas, a las más originales, a las de toda la vida y para toda la vida. A todas. Porque algunos empezamos leyendo periódicos por el trasero...
Y porque el trasero de El País nos descubre hoy la historia de "Amor por correspondencia" de Dietrich y Hemingway. Amor sin sexo y muchas cartas: "Creo que ya es hora de que te diga que pienso en ti constantemente. Leo tus cartas una y otra vez y hablo de ti con algunos hombres selectos. He cambiado tu foto a mi alcoba y la mayoría de las veces que la observo me siento bastante impotente", le escribía el premio nobel a la Dietrich.
Contar historias, descubrir historias. ¡Gracias contraportadas!
Y gracias a todos aquellos que por empatía, obligación, compañerismo o error me lean.
Y porque el trasero de El País nos descubre hoy la historia de "Amor por correspondencia" de Dietrich y Hemingway. Amor sin sexo y muchas cartas: "Creo que ya es hora de que te diga que pienso en ti constantemente. Leo tus cartas una y otra vez y hablo de ti con algunos hombres selectos. He cambiado tu foto a mi alcoba y la mayoría de las veces que la observo me siento bastante impotente", le escribía el premio nobel a la Dietrich.
Contar historias, descubrir historias. ¡Gracias contraportadas!
Y gracias a todos aquellos que por empatía, obligación, compañerismo o error me lean.
1 comentario:
Yo también soy de esas que empiezan por el trasero. En mi caso, La Contra de la Vanguardia.
De todos modos, escribo porque me ha llamado la atención tu "Amor por Correspondencia". Hace un par de años fui a ver la versión teatral de la Coixet de "84, Charing Cross Road" (http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/isabelcoixet/84_charing/84_charing.htm) y a pesar de que su puesta en escena cojeaba en el ritmo, le recomiendo el libro a todos aquellos aficionados a las misivas, a compartir retazos de vidas ajenas vía epistolar. Porque no hay nada más íntimo que una carta; de ahí las impresionantes sumas de dinero que se pagan por la correspondencia de celebridades fallecidas o el morbo que genera su publicación.
No sabía que Dietrich y Hemingway mantuvieran una relación así, pero desde luego, no nos la deberíamos perder.
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