martes, 29 de mayo de 2007

Bajo la ducha

Es bonito empezar un nuevo hábito. Los viejos también son interesantes aunque hayamos olvidado cómo empezaron.

La ducha de las mañanas. Ahora casi siempre las acompaño de la radio. No de música sino de información y ánalisis de primera hora. Dura y pura. Pero como estoy un poco sorda (aunque ese doctor dijera que es falta de atención) tengo que subir "ligeramente" el volumen y eso me da mucho apuro. Pensar que Rajoy o una bomba en Irak o una nueva especie en extinción o una avería en Cercanías puedan despertar a algún vecino. Que bastantes malos rollos hay ya en la comunidad para que llegue yo con el cuento de los nuevos hábitos... Y aunque me gusta, sospecho que el nuevo no se extenderá más allá de los limitados confines de mi cuarto de baño. Es que a la que te descuidas dejas de prestar atención. ¡Qué mala educación! (risas)

La radio siempre ha tenido algo de seductora. Algo de darle a la imaginación y cruzar caras con voces. A cuenta, riesgo y gozo del oyente. Un pasatiempo más. Es una lástima que ahora nos muestren también la carne y huesos de ese particular star-system. El marketing da asco. Lo joroba todo. Hasta el placer íntimo de soñar.

Un día de estos voy a empezar otro nuevo hábito... No tener hábitos.

4 comentarios:

Toni Muñoz dijo...

Està molt bé que tinguis l'hàbit de dutxar-te, cosa que podriem posar en dubte de més d'un, hehe.

mim dijo...

quina indirecta més directa, no?
encara que potser alguns no llegiran entre línies...jejejej

Toni Muñoz dijo...

Indirecta no, però si que es podria considerar un hàbit no tenir l'hàbit de dutxar-se.

Touling dijo...

Hi suscric. Tot. A més, hi ha hàbits mereixedors d'indirectes molt directes!