martes, 1 de mayo de 2007

La Historia como arma arrojadiza

La ausencia de una tradición de estabilidad democrática en España marca la cultura cívica de un país que mira con cautela y recelo el clima de confrontación diálectica amigo-enemigo que parece haberse establecido como base de la actual comunicación política.

La puesta en marcha de la denominada ley de Memoria Histórica con la que el actual Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero pretende “reparar definitivamente los daños causados a las personas y a los bienes durante la Guerra Civil y la dictadura franquista” enfrenta tanto a la izquierda como a la derecha y por motivos muy diferentes. Los primeros por considerarla por debajo de las expectativas creadas, sinónimo de aceptación de la “inmunidad del franquismo”, los segundos por excesiva: “divide”, “confronta” y “reabre heridas”.
Siendo la historiografía de los años 1930 en adelante una de las más completas, resulta paradójico que setenta años después aun no se haya llegado a un consenso sobre la “interpretación política” de este período clave en la historia contemporánea de España.

La complejidad de la Guerra Civil, auténtico cruce de conflictos ideológico, social, espiritual, militar e internacional, entre otros, junto con la naturaleza consensual de una transición hacia la democracia que llegó tras cuarenta años de dictadura, explican en parte la dificultad y ralentización del proceso de recuperación de la memoria histórica. Pues si bien ya quedan pocos testigos vivos de la Guerra Civil aun quedan muchos de una dictadura que no acabó con una ruptura como ocurriera con el régimen nazi de Alemania, el fascista de Mussolini en Italia o la Francia colaboracionista de Vichy.

Hoy hablan los nietos de una historia aun no zanjada. De una historia mal conocida por las generaciones más jóvenes. De una historia compleja que pone a prueba la cultura cívica de la democracia actual. De una herencia política del pasado… Pero Historia reciente a fin de cuentas.

1 comentario:

TriCCe dijo...

Ciertamente para entender este tipo de trifulcas políticas no hay más que echar una ojeada a nuestra historia política no tan lejana. Y es que si bien, por ejemplo en el caso italiano después del fascismo se pidieron responsabilidades o en Alemania aún hoy se continúa persiguiendo a los nazis, en España, en cambio, no pasó nada.
Me pregunto hasta cuándo seguirán algunos intentando negar o discutir las evidencias. Por no hablar de los que piensan en la conveniencia de volver al régimen de unas décadas atrás.
A fin de cuentas cada uno escribe la historia a su manera y la entiende e interpreta como quiere y le conviene.